Nos desvivimos para darle a nuestros seres queridos lo necesitado, nos empeñamos en ganar más dinero dejando de lado la dedicación a la familia, Si vemos la realidad no hay congruencia en lo que deseamos y lo que hacemos, estamos convencidos de que, si se va más temprano a trabajar por la mañana y vuelve más cansado por la noche, estamos demostrando cuanto queremos a la familia porque se desvive para brindarle todos los bienes materiales que se publicitan.
Que significa más para ti, contar con la aprobación de los extraños o con el afecto de los seres queridos, obviamente, los seres más importantes para uno son los de la familia y sus amigos íntimos.
Pero.., ¿cuántos de nosotros hemos sofocado la espontaneidad de nuestros hijos por temor a lo que pudieran pensar vecinos o desconocidos? ¿Cuántas veces hemos descargado sobre las personas que teníamos más cerca el enojo por lo que alguien nos hizo en el trabajo? ¿Y cuántos nos hemos vuelto irritables en casa porque estábamos haciendo dieta para ser más atractivos ante los ojos de gente que no nos conoce lo suficiente como para ver más allá de las apariencias?
Cuantas veces no hemos pensado en esto "Lo único que quiero es ser feliz", la mayoría de la gente aspiramos a ser feliz, y nos empeñamos al máximo para serlo. Compramos libros, asistimos a clases, hacemos un esfuerzo constante por alcanzar ese bien tan difícil de definir que es la felicidad.
Esa sensación de Felicidad puede ser a veces ilusoria tanto para las personas que encuentran lo que quieren en la vida como para las que no lo hayan, algunas personas tienen tantos motivos para ser felices, y sienten que algo les falta.
Oscar Wilde cierta vez escribió que "En este mundo, sólo existen dos tragedias. Una es no obtener lo que deseamos, y la otra es obtenerlo;
Por mucho que nos afanemos por hacer las cosas bien, el éxito no nos dejará satisfechos, cuando llegamos a ese punto, después de sacrificar tantas cosas en aras del éxito, comprendemos que no era eso lo que queríamos. Los que tienen dinero y poder saben algo que tú y yo desconocemos -y que hasta no nos atreveríamos a creer si alguien nos lo dijera.
El dinero y el poder no satisfacen esa hambre indefinible del alma, hasta los ricos y poderosos anhelan algo más, pensamos que si nosotros tuviéramos todo lo de ellos, seríamos felices.
Si el concepto que tenemos de nosotros mismos depende de nuestra popularidad y de la opinión que merezcamos ante los ojos de otra gente, siempre estaremos sujetos a esa otra gente.
Nuestras almas no están sedientas de fama, confort, riqueza ni poder. Solo son gratificaciones que crean casi tantos problemas como los que se resuelven. Nuestras almas están sedientas de sentido.
¡Lo que nos frustra y nos impide ser felices es que nuestras vidas carezcan de sentido¡.
Uno no adquiere la felicidad por el solo hecho de perseguirla. Se es feliz cuando se lleva una vida plena de sentido.
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