Ahora que en adulto me he convertido,
Y que tengo mis propios hijos,
Me doy cuenta padre mío,
de tus canas el motivo.
Con mi ávida sed de querer,
Todo saber y aprender,
Tu eras mi inacabable fuente,
Que impulsaba mi corazón y mi mente.
Me ilustraste a la vida apreciar,
Hasta de lo más sencillo a contemplar,
En los momentos de flaqueza,
Eras el apoyo que sostenía mi tristeza.
Tus manos fueron el paño,
Que secó mis llanto por tantos tiempo.,
Compartías mis fallos,
Cubriéndome en un fuerte abrazo.
Me decías que mañana sería mejor,
Ayy papá, tenías toda la razón!,
Saboreabas mis victorias,
Cuando estaba yo en la gloria.
Y En este día te abrazo y Felicito
¡¡Papá… te amo¡¡