Además de aprender a tocarse el uno al otro, la pareja
necesita aprender también a comunicarse. No
se trata solo de lo que se dice, sino de cómo se dice. En cierto modo,
somos una especia de niños, reaccionamos a los sentidos más que las palabras. Y
esto es particularmente cierto cuando se trata de hacer el amor.
Freud nos enseño que la conducta sexual está profundamente
enraizada en la infancia, cuando fuimos condicionados por las suaves
caricias y la dulce voz de nuestra
madre. La industria del espectáculo siempre ha
conocido la importancia de una
voz sexual. La voz humana constituye un instrumento misteriosos y maravillo. La
nuestra debe serlo también. Cuando se
hace el amor, el silencio puede poner nervioso a nuestra pareja. Lo puede
interpretar como una falta de interés o de satisfacción. No sugerimos que se
mantenga un dialogo filosófico, sino que demos simplemente señales de aprobación
o de satisfacción. He aquí unos cuantos
puntos importantes.
- El completo silencio puede interpretarse como insatisfacción
- Hay que evitar emplear palabras o sonidos violentos o de tipo negativo. Una sesión amorosa coronada por el éxito requiere una atmósfera armoniosa y comprensiva.
- No se debe efectuar criticas. Estas resultan devastadoras al copular. Por muy excitados que se encuentren, se perderá la confianza en si mismo si se le ataca en el momento más vulnerable, cuando se está haciendo el amor.
- Los elogios pronunciados con voz dulce obraran con milagros