De hecho, cuando una persona tiene hambre, a veces sueña que la vida es un queso y, por otro lado, mientras se camina por un mundo de soledades con ansias de amor por doquiera, se palpan visiones, sobre todo ante la sonrisa de una buena amiga o en el trato fino de un compañero de viaje.Así, probablemente el mayor peligro para el solitario en momentos de "estados afectivos en desamor" es malinterpretar las señales educadas y delicadas del otro como insinuaciones y manifestaciones de proyectos amorosos. Es entonces cuando el corazón desolado se arroja a la aventura peligrosa de inventar una experiencia de amor inexistente.
Es conveniente no inventar amantes en los pasajes fríos por donde deambula el corazón abandonado. Es necesario ubicarse en la realidad con base en el hablar, preguntar, comprobar y acumular datos que ayuden al corazón a no inferir en las sonrisas principescas, invitaciones a noches de amor eterno.
Se debe evitar la desolación afectiva y no caminar en un desierto donde los amigos se convierten en oasis, porque en esas ansias ellos san quimeras para calmar la sed del alma que arde por dentro
Es importante aceptar la sonrisa de la vida sin dobles mensajes y recordar llenarse de afecto a uno mismo, a pesar de los errores y equivocaciones cometidos.
Esto dará suficiente alimento espiritual para no caer en un enamoramiento ebrio de ilusiones sobre amantes que no existen. Estas emociones desveladas llevan mucho de alucinación.
Cuando la atracción por el otro quita el hambre y las ganas de vivir si no se es correspondido, se está en los límites de la fantasía.
Por estas razones, los primeros amores por alimentar son la vida y uno mismo, para más tarde dar de la sobreabundancia a los monarcas que pasen sonrientes por el parque a la hora del desayuno, y así no perder el hambre ni la vida